hombre en la penumbra

Las pesadillas y su mundo

Pregunta: ¿Hay alguien que no haya vivido una pesadilla al menos 1 vez? Me refiero en sueños, ya que de las pesadillas físicas, como una metáfora, también hay muchas.

Cuando hablo de pesadillas, me refiero a ese tipo de sueños desagradables, que nos hacen sentir como si no hubiéramos dormido en toda la noche.

Quiero hablar de las pesadillas esporádicas, no recurrentes, pues cuando se repiten y son capaces de alterar nuestro descanso y nuestra vida, seria conveniente acudir a un especialista en la materia.

Pasamos una gran parte de nuestra vida durmiendo así que, es normal pensar que hay sitio para todo tipo de situaciones, al igual que cuando estamos despiertos; la diferencia está en que, cuando dormimos, estamos expuestos a los “juegos” de nuestra querida mente.

Hay muchas explicaciones sobre el motivo de los sueños: desde que el cerebro está trabajando para recopilar datos, hasta que surgen para ayudarnos a asimilar miedos, pasando por la teoría que dice que son prácticas que nos ayudan a superar los sucesos de nuestra vida y, por supuesto, la teoría que habla de los sueños como un sistema de adivinación del futuro.

Hay de todo y, cuando hay tantas explicaciones, realmente significa que nadie puede demostrar al cien por cien, para qué sirven los sueños o las pesadillas.

Siguiendo con las teorías, hay una que explica cómo las pesadillas provienen de la prehistoria, como parte de  un entrenamiento ante hechos que generan ansiedad y angustia; de esa forma, se fomentaba la capacidad de sobrevivir.

También se dice que tienen componentes genéticos, y que, si en nuestra familia hay personas propensas a los trastornos del sueño, las probabilidades de tenerlas aumentan bastante.

Hay otra escuela, que habla de las pesadillas como algo positivo, ya que nos está ayudando a procesar adecuadamente, alguna experiencia intensa que hemos vivido.

Explicaciones y teorías abundan por la red, y podemos quedarnos con la que más nos guste, ya que todas pueden ser válidas.

La realidad, es que simplemente es un sueño inquietante que, al parecer tan real y no darnos cuenta de que es un sueño, crea multitud de sensaciones negativas que nos causan un malestar profundo.

Siempre se ha dicho que son mucho más frecuentes en los niños; en parte es lógico, pues la capacidad de superar los miedos y situaciones adversas es mucho menor, y eso hace que se generen con mayor facilidad.

Exceptuando las causas clínicas, en las cuales no voy a entrar, las pesadillas pueden estar causadas por varios factores más o menos cotidianos, entre ellos:

  • Temporadas de dormir poco
  • Ingesta de sustancias tóxicas
  • Tener una vida ajetreada
  • Una mala digestión antes de irnos a dormir
  • Algún tipo de medicamento
  • Situaciones de estrés o de ansiedad
  • Un problema grave en nuestra vida o un trauma
  • La combinación de varias de estas causas…

Es decir, que en los tiempos que vivimos, estamos expuestos constantemente a tener pesadillas de menor o mayor envergadura.

A pesar de todo lo dicho, quizá un pensamiento frío y coherente, pueda calmarnos después de tener una pesadilla; ese pensamiento es, simplemente, aceptarla, normalizarla y comprenderla.

Recordar mi frase de siempre: “con la comprensión llega el perdón”; aunque esta frase no está construida para estos casos, es perfectamente aplicable.

Una de las muchas formas de aceptar una situación es hablar de ella, normalizarla, convertirla en un suceso a analizar. Cuando contamos en voz alta nuestra pesadilla, nos daremos cuenta de lo absurdo e imposible de la situación que se ha generado durante el sueño, pues siempre hay elementos que es imposible que se puedan dar.

Una vez comprendido el “absurdo”, seremos capaces de aceptar que sólo es una película, una fantasía de nuestra mente y, entonces, habrá muchas probabilidades de tratarlo como tal.

Eso sí, nadie niega que esa “película” está tan bien hecha, que ha sido capaz de generarnos un estado de miedo, nervios, estrés, angustia, produciendo sudores, etc.  Realmente deberían darnos un Oscar a los efectos especiales y al guión, ya que han cumplido su función.

Estoy convencido, de que muchas películas de terror, son la copia escrita de las pesadillas de los guionistas.

Hay que asumir que sólo es un sueño, y sería muy interesante recordar cómo es nuestra vida en ese momento; analicemos si hay algo que pueda estar causándonos tensión extra:

  • Exámenes
  • Alcohol
  • Comidas copiosas
  • Medicamentos de cualquier tipo
  • Problemas económicos
  • Preocupaciones extras en el trabajo
  • Problemas familiares o de amistad
  • La combinación de varias de estas causas…

Si lo pensamos bien, hay muchas probabilidades de estar viviendo alguno de esos sucesos, por lo tanto, tener un sueño que nos genere angustia, puede ser una causa lógica.

Con esto, simplemente quiero “normalizar” un sueño, hablando de él en voz alta, analizando sus componentes y buscando causas en la vida real. Al encontrar esta explicación, no nos afectará tanto la pesadilla, pues comprenderemos que hay una causa justificada para ello.

Insisto en lo que dije antes, si es repetitiva y está alterando vuestra vida normal, por favor, acudid a un especialista.

Después de leer este artículo sobre las pesadillas, espero que hayas comprendido que no hay que darles tanta importancia y que, nuestra vida, puede aportarnos muchas más alegrías que preocupaciones, si tenemos la actitud correcta.

¿Tú has tenido pesadillas? ¿Has permitido que te dominen? Cuéntanos tus experiencias.

Soy Coach, escritor y Formador de Coaches con más de 30 años de experiencia con estas herramientas. En el centro de Coaching, imparto cursos de certificación para Coaches y ofrezco sesiones tanto a empresas como a particulares, con herramientas muy específicas y personalizadas, para aumentar la rentabilidad y la productividad. Formo parte de una reconocida escuela de negocios y de una certificadora de Coaching internacional. Mi enfoque se basa en el Coaching esencial, sin dejarme influenciar por las tendencias actuales. Me considero un detective que busca identificar la brecha entre tus metas y tus capacidades, ofreciendo una perspectiva diferente a aquellos que interactúan conmigo.

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