Foto de chica sonriendo para Tu propia vida

Cómo encontrar mi camino en la vida

Mirar un camino, no es empezar a hacerlo, pero puede ser el impulso que necesitas para comenzar tu aventura; por lo tanto, miremos, observemos, estudiemos, tomemos decisiones y arranquemos el camino que realmente queremos caminar.

En vez de esperar a que nos sucedan las cosas, seamos de los que hacen que sucedan. Es decir, que nuestros sueños tomen el mismo camino que nosotros.

Nuestro mundo exterior es un reflejo de nuestro mundo interior.

Nuestro carácter, nuestra forma de pensar y nuestras creencias, constituyen una parte fundamental de lo que determina el nivel de felicidad y prosperidad.

Lo primero que debemos hacer, es saber es quiénes somos y hacia dónde nos dirigimos. ¿De qué sirve cualquier sistema de éxito, si no sabemos hacia dónde ir?

Por lo tanto, lo primero, decidiremos cuál es nuestro propósito en la vida y luego, organizaremos todas las actividades con relación a él. Una vez lo descubramos, nuestra vida estará correctamente dirigida.

Cuando nuestros sueños dirigen nuestra vida, será nuestra vida la que reflejará nuestros sueños.

Desarrollar un camino a seguir, en el que los defectos o barreras que nos impedían caminar queden de lado, será la construcción de nuestro camino en la vida.

El dinero es necesario para vivir y negarlo no sirve de nada. El dinero es un medio y no un fin en sí mismo. Ganar dinero no es malo, es el camino que nos lleva hacia él y, el uso del mismo, el que lo hace bueno o malo.

Las elecciones más arriesgadas, son:

“Las que nos impiden ser la persona que queremos ser, y vivir la vida con plenitud.”

Debemos luchar por conseguir “vivir una vida con significado”. Es muy triste mirarse al espejo y que no nos guste lo que vemos.

Es preciso dedicar reflexión, medios y tiempo a valorar estas preguntas.

Pensemos en algo básico en los tiempos que vivimos:

La causa más común de muchas de nuestras enfermedades, es la consecuencia de no encontrar sentido a nuestra vida. Tenemos muchas cosas que, en teoría, son para hacernos más felices: Títulos, buen trabajo, casa, familia… pero dentro de nosotros, hay una voz estilo “Pepito Grillo” que nos continúa preguntando: ¿es eso todo? ¿no hay más?

Algo falta en nuestra vida, pero no sabemos qué es; la respuesta real en la gran mayoría de las veces es: “Claridad de propósito en nuestra vida” Es decir, que seamos capaces de responder a las siguientes preguntas:

  • ¿Tiene sentido la vida?
  • ¿quién soy?
  • ¿qué deseo y qué siento?
  • ¿cómo me satisfago?
  • ¿qué he venido a hacer aquí?

Casi nada… ¿verdad?

Hasta ahora, lo que la sociedad nos ha enseñado para poder responder a estas preguntas, nos lleva a callejones sin salida. Podemos saber cómo encontrar sentido a nuestra vida a corto plazo con metas y logros, pero a largo plazo, continuamos luchando con la misma pregunta: ¿Cuál es el sentido de mi vida?

Ésta falta de propósito, se manifiesta en nosotros como una perpetua angustia. Aunque tengamos una vida con comodidades, podemos detectar una tristeza interior, que ha estado allí desde hace tiempo, una pena que no es fácil de identificar, un vacío en lo profundo de nuestro ser. Continuamente pensamos que, si tuviéramos algo más, seríamos más felices.

Antes de tomar decisiones, solemos decir frases como estas:

  • al terminar mis estudios
  • cuando encuentre un trabajo o gane más
  • en el momento que tenga pareja/hijos
  • al crecer mis hijos y que sean mayores
  • cuando tenga una casa más grande
  • al comprar un coche/coche mejor
  • cuando tenga una pareja mejor
  • al jubilarme
  • etc.,

Y, sin darnos cuenta, se nos ha escapado la vida. Aunque vayamos consiguiendo cada una de esas cosas, aún vive el sentimiento de que algo nos falta, de no saber exactamente, qué es lo que queremos hacer con nuestras vidas.

Nada es Permanente, y Buda lo confirmó en su momento: “lo único permanente es el cambio”.

No tengamos miedo por elegir hoy un camino, es posible que debamos estar seguros de nuestra elección… o es posible que no.

Realmente, nada nos obliga a seguir un camino (una profesión o especialidad) de por vida.

Las personas somos seres evolucionados y complicados , por ello, nuestras inclinaciones cambiarán con el tiempo. Lo que hoy nos puede parecer una vocación mañana ya no lo es, o ha cambiado su intensidad.

Es decir, no hay razón para atarnos toda la vida a una elección que hemos hecho en el pasado, y que ya no nos satisface como antes.

No tengamos miedo al cambio.

Si nada es permanente, tampoco tiene por qué serlo nuestra vocación o nuestros gustos.

Independientemente de aceptar el proceso de cambio, algo de continuidad en las decisiones es necesario. Las cosas buenas llevan tiempo, y las profesiones y los negocios, como las cosechas, necesitan tiempo para dar frutos.

La estabilidad es deseable. Lo importante es que nunca nos veamos atrapados en la falsa idea de que siempre habremos de hacer lo mismo durante toda tu vida.

Siempre podremos elegir.

Hacer algo que no nos llena, significa frustración e infelicidad. Siempre podemos elegir. Siempre podemos cambiar de rumbo.

Mientras tanto, valora todo lo hablado, y verás cómo la valentía y la mirada alta nos ayudarán a encontrar el rumbo que necesitamos.

Soy Coach, escritor y Formador de Coaches con más de 30 años de experiencia con estas herramientas. En el centro de Coaching, imparto cursos de certificación para Coaches y ofrezco sesiones tanto a empresas como a particulares, con herramientas muy específicas y personalizadas, para aumentar la rentabilidad y la productividad. Formo parte de una reconocida escuela de negocios y de una certificadora de Coaching internacional. Mi enfoque se basa en el Coaching esencial, sin dejarme influenciar por las tendencias actuales. Me considero un detective que busca identificar la brecha entre tus metas y tus capacidades, ofreciendo una perspectiva diferente a aquellos que interactúan conmigo.

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