mujer triste buscando una salida

El día después de una mala noticia

La mala noticia que nos cambia nuestra percepción de la realidad puede estar a la vuelta de la esquina.

No es mi estilo escribir sobre temas considerados como negativos, sin embargo, como una mala noticia suele llegar tarde o temprano, haré caso a las peticiones de los lectores, y veremos cómo gestionar este proceso de la forma adecuada. Es un artículo algo más largo de lo normal, pero creo que merecerá la pena.

Pocas personas son las que se libran de haber recibido una mala noticia a lo largo de su vida.

  • un despido inesperado
  • fallecimientos
  • problemas de salud
  • accidentes
  • rupturas de relaciones
  • sustos económicos, etc.

Prácticamente, todos esos procesos llevan un mismo sistema  de evolución. El llamado “tiempo de luto”, puede aplicarse a todas esas situaciones. Cada especialista lo llamará de una forma determinada, y los nombres técnicos, abundan por todas partes, pero la realidad de la situación está ahí:

“Algo nos ha hecho daño y debemos superarlo”

Y hay que superarlo sí o sí; si queremos sobrevivir, hay que conseguirlo.

Y antes de que alguien diga eso de:  “Qué fácil es decirlo…”, ya contesto yo:  “si fuera fácil, lo podría hacer cualquiera”.

Es la frase que suelo decir siempre ante comentarios así (con cariño), y con ella, simplemente quiero decir que, con persistencia, esfuerzo, voluntad y tiempo, se puede conseguir.

Muchos ya sabéis que, generalmente, todo lo que “predico”, es porque ya lo he vivido y conozco esos sentimientos.

Sin entrar en valoraciones de si es bueno o malo, mi vida está plagada de experiencias, que me han aportado tal cantidad de registros emocionales, que me han permitido comprender a todos mis clientes y luchar a su lado, de la forma correcta, para superar cualquier situación.

Recibir una mala noticia, nos va a producir, en primer lugar, una sensación de: “no puede ser lo que me está pasando…”

Lo raro sería que no fuera así; siempre digo que somos humanos y como tales, debemos sorprendernos, para lo bueno y para lo malo. Una persona que acepte, sin más, algo desagradable, poco tiene de humano (lo digo con todo el cariño).

El estupor, o el shock ante lo sucedido, nos va a hacer perder hasta la noción del tiempo y, probablemente, nos impida reaccionar de la forma adecuada.

No pasa nada, es normal; y si hemos cometido alguna barbaridad motivada por ese “shock“, no debemos flagelarnos por ello; cada persona tendrá reacciones distintas según su propia personalidad, y todas son perfectamente válidas.

Después de ese momento tan “anti-magico“, entraremos en una fase que hay que tratar con mucho cuidado, pues en ella nos encontraremos con emociones y sentimientos fuertes, similares al enfado y agresividad, ira, rabia o, quizá, indiferencia o apatía; es decir, probablemente nos vayamos a alguno de los extremos de las emociones. Tan malo es un extremo como el otro, pero debemos pasar por ello; es parte del camino para conseguir la paz final, y negar esas emociones, no nos conducirá a ninguna parte.

Pero, cuidado !!  no nos apoyemos en que estamos en la segunda fase del “duelo” para hacer barbaridades, ni pretendamos que nos perdonen sin más; no deben ser sentimientos ni acciones buscadas; suelen llegar solas y probablemente no nos demos cuenta; lo que sí debemos tener en cuenta, son las palabras de las personas que nos rodean y que quizá, en algún momento, nos digan que nos estamos pasando y es preciso reaccionar.

Después de esto, entraremos en una fase en la que buscaremos soluciones; ¡¡ qué peligro !!

Negociaremos con nosotros mismos sobre qué debemos hacer: peluquería, gimnasio, cambio de casa o de vida… o, tal vez, el extremo contrario, es decir, abandonarnos completamente, hasta el punto de llegar a comer menos de la cuenta, o descuidar nuestra higiene personal. Nuevamente los extremos aparecen, pero esta vez, ya no en pensamiento, sino en la realidad física que estamos viviendo.

De alguna forma, intentamos compensar nuestra pérdida, sustituyéndola con algo que nos impida pensar en ella. “Cuerpo ocupado, mente ocupada“, este dicho es evidente… pero cuidado… mucho cuidado… y nuevamente, escuchemos a las personas que nos rodean.

Como era de esperar, el dolor y la tristeza aflorarán después de todo esto.

Y aviso… contenerlo no servirá de nada.

Si nos da vergüenza que nos vean llorar, busquemos el lugar apropiado. Dejar que las lágrimas fluyan, gritar para desahogar la rabia y entregarnos por completo, para que salga de nuestro interior todo ese dolor, será la mejor vía de escape para evitar un posible proceso de depresión. Después de la lluvia, el arco iris suele aparecer; de la misma forma, las lágrimas limpian nuestra mente y permitirán verlo todo con mayor claridad.

No sirve de nada contenerlas…

Y por último, entraremos en la fase más relevante para todo el proceso, aquella en la que comenzaremos a aceptar lo ocurrido; nos daremos cuenta que es algo inevitable. Es probable que, para entonces, hayamos encontrado una explicación lógica a lo sucedido, y ello nos ayudará a entender lo que ha pasado.

Como digo siempre:  “con la comprensión, llega el perdón

Es época de aprender sobre lo sucedido, de ver el horizonte, y de buscar una nueva luz hacia la que dirigir nuestro camino. Es evidente que nuestra vida ha cambiado, pero sólo significa eso, un cambio, y como tal debemos aceptarlo.

Lo más importante durante todo este proceso, es rodearnos de aquellas personas que realmente nos quieren. Debemos huir de aquellas que sólo tengan reproches o pensamientos negativos; no es momento de curar sus “auras oscuras”; reconozco que soy muy radical en estos temas, pero las personas negativas, sólo aportan negatividad a nuestra vida.

Y yo quiero la mía llena de luz… ¿y tú?; pues ten valor y toma las decisiones adecuadas.

A veces, puede ser necesario buscar a un profesional que nos ayude con las distintas fases; no es nada vergonzoso, es más, suele ser muy beneficioso. Con mis cliente mantengo siempre una relación especial, ya que, como he dicho antes, he pasado por muchos procesos de malas noticias, y una mano amiga que te comprenda y te empuje para seguir adelante, siempre es bienvenida.

Para cualquier pregunta sobre este tema o cualquier otro, ¡¡ quedo a vuestra completa disposición !!

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Soy Coach, escritor y Formador de Coaches con más de 30 años de experiencia con estas herramientas. En el centro de Coaching, imparto cursos de certificación para Coaches y ofrezco sesiones tanto a empresas como a particulares, con herramientas muy específicas y personalizadas, para aumentar la rentabilidad y la productividad. Formo parte de una reconocida escuela de negocios y de una certificadora de Coaching internacional. Mi enfoque se basa en el Coaching esencial, sin dejarme influenciar por las tendencias actuales. Me considero un detective que busca identificar la brecha entre tus metas y tus capacidades, ofreciendo una perspectiva diferente a aquellos que interactúan conmigo.

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