Qué es la verdad y qué es la mentira
y cómo enfocarlas
verdad o mentira depende del caso
Siempre se habla de las personas que dicen la verdad, de las que hablan medias verdades, o de las que simplemente mienten; son conceptos que en teoría, por moralidad y por lógica, son fáciles de comprender; sin embargo, al recordar situaciones pasadas, nos encontramos con ejemplos en los cuales, nuestra visión de lo que era verdad o de lo que no lo era, ha cambiado a lo largo de los años; también nos ha ocurrido muchas veces, que comprendemos a personas que en otro momento de nuestras vidas nos “han mentido”
¿Por qué ocurre esto?
La respuesta es tan simple como que, la verdad no siempre es una verdad para todo el mundo, es decir, No existe la verdad absoluta, tan sólo la relativa o la personal.
Esta afirmación tampoco puede aceptarse sin más, ya que los matices son tan variados, que cualquier teoría podría rebatirse, por lo tanto, hemos de valorar cada “verdad” según el contexto en el que se encuentre.
Vamos a partir, de una definición extendida y aceptada por la gran mayoría de los que como yo, nos dedicamos al estudio del comportamiento humano; una definición tan simple como que, “la verdad hablada es la materialización, con palabras, de los que se siente o piensa”.
Este concepto es innegable, y por su misma lógica aplastante implica que existen tantas verdades como personas, ya que cada persona ha evolucionado a la par que sus vivencias, y tantos sus sentimientos, como formas de pensar, son tan iguales a los de otras personas como las huellas dactilares…. Es decir, se pueden parecer, pero con un poco de observación se aprecian claramente las diferencias.
Entonces, ¿cuántas verdades existen? ¿se puede crear una verdad que nadie pueda rebatir?, pueden surgir muchas preguntas al pensar sobre ello.
Para empezar, claro que existen verdades que nadie puede rebatir (aparentemente), por ejemplo, si soltamos una piedra (o cualquier otro objeto) es de lógica pensar que su movimiento va a ser descendente, esto podría ser una verdad “casi” absoluta; existe una fuerza real que se llama gravedad, la densidad de la piedra en relación a la del aire, etc.
Ahora planteemos otro punto de vista… la piedra cae, claro que sí, al menos en el planeta Tierra; en otro planeta donde las leyes de la gravedad o de la densidad no sean las nuestras, es probable que la piedra simplemente flote o incluso se eleve. Bajo éste cambio de escenario… ¿se puede decir como verdad absoluta que si soltamos una piedra su movimiento será de caída?
Categóricamente NO.
Por mucho que nos esforcemos en querer tener siempre la razón, en estar convencidos de nuestra verdad, en defender nuestras posturas como si fueran las mejores y auténticas…. Siempre existirá otro punto de vista que, como poco, pueda hacer tambalear nuestros conceptos. Todo dependerá de la capacidad de la persona que tengamos delante para ”negociar” con los conceptos y realidades.
Nunca olvidemos éstos conceptos, pues nos convertirán en seres humildes y abiertos a adquirir nuevos conocimientos, ya que la sabiduría real está aprender y comprender las experiencias de los que nos rodean, igual que ellos aprenderán de las nuestras.
Nuestras opiniones sobre los demás, cambian a lo largo de los años, porque nuestro concepto de “verdad”, ha cambiado también en base a nuestras experiencias, y lo que antaño lo que veíamos como una mentira, ahora lo vemos como una opinión distinta, e incluso es posible que como una opinión acertada.
Esto demuestra una vez más que la Verdad jamás es absoluta, sino que existe una verdad por cada persona, y sobre cada época de la vida de esa misma persona.
La mentira, no es otra cosa que no reconocer lo que se siente o piensa, negar nuestra propia realidad, negar nuestra propia verdad. Es mentirnos a nosotros mismos, y ello nos convierte en seres oscuros, sin lógica, sin humildad, sin capacidad de evolución.
Sobre la mentira, se podría realizar otra disertación completa, pero teniendo en cuenta las fechas en que estamos, disfrutemos de las Navidades con el concepto de la Verdad, y de la alegría que supone ser capaz de levantar la cabeza bien alta y poder decir:
“ésta es mi opinión sobre éste tema, y creo estar convencido de estar en lo correcto, pero ahora dime la tuya, para poder comparar ideas y entre los dos llegar a la mejor conclusión”
La verdad es la base de la negociación
(y ya hablaremos en otro momento de la negociación)