Cómo ser valiente y decirle que me gusta
Ser valiente y decirle a una persona que te gusta, es una de las situaciones en las que todos hemos tenido que pasar.
No olvidemos que vamos a hablar de conceptos genéricos, cada persona y sus reacciones es un mundo. Sin embargo, lo que vamos a tratar aquí, es aplicable a gran parte de la población, a pesar de nuestra evolución social y cultural; en esta evolución, los miedos de antaño ya no afectan de la misma forma.
Este momento, es una mezcla de nervios, alegría, terror, esperanza y ganas de salir corriendo; pero no nos engañemos, esa cantidad de sensaciones que se nos pasan por el cuerpo, ocurren igualmente con 15 años que con 60 y, esto sí demuestra, que realmente el amor no tiene edad. Lo estoy diciendo adrede para los más excépticos, o para lo que pretenden rendirse sólo por haber cumplido los 50.
Os sorprendería saber cuántas parejas mayores de 50 y 60 años se están formando constantemente.
Volvamos al momento, a la situación… volvamos a ese instante donde hemos tomado la decisión de confesar lo que sentimos y dar la cara ante la persona que nos gusta. No estoy hablando de una confesión de amor, que eso podría quedar para otro artículo, sino simplemente de una declaración de intenciones. Se trata de decirle que nos gusta, que queremos conocer más a esa persona, que vamos a hacer lo posible por estar junto a ella y que nos de la oportunidad de darnos a conocer en otras facetas.
Es decir, vamos a decirle que la queremos conquistar, nos diremos en voz alta: “Voy a ser valiente y le voy a decir que me gusta“.
Quizá ese sería el primer planteamiento mental que deberíamos hacernos antes del “ataque”. Tengamos en cuenta que no vamos a pedir en matrimonio a nadie, ni vamos a confesar un amor desmedido sin previo aviso; debemos ser conscientes de que cada paso tiene su momento y ese momento llega cuando es necesario. Esto es tan sólo un primer acercamiento, una petición de permiso de “mirada tierna” buscando una respuesta positiva.
Y no va a ocurrir nada si no obtenemos la respuesta que esperamos.
Al decir antes que cada paso tiene su momento, estamos hablando del secreto real del éxito en estas situaciones. Si estamos 3 años esperando lanzar flechas de conquista hacia esa persona, existen muchas probabilidades de alejamiento por parte de ella; y, si sólo hemos esperado 3 días, nos exponemos a alguna que otra mirada extraña cuando planteemos nuestra propuesta.
Vamos a ir resumiendo:
- No es una situación de vida o muerte, por lo tanto, si no lo conseguimos a la primera, tendremos más tiempo y oportunidades para plantear una nueva estrategia.
- Los nervios, no es más que una reacción de supervivencia al miedo de enfrentarnos a una negativa. Pero si no lo hacemos, ¿Cómo sabremos lo que piensa la otra persona de nosotros? ¿Cómo sabremos si debemos plantear un nuevo camino de conquista o simplemente retirarnos para no perder la amistad?
- Realmente no se trata de lo que queremos decir, sino de cómo lo transmitimos para que la persona que recibe nuestro mensaje, capte nuestras intenciones reales. Y este tercer punto, requiere una pequeña reflexión.
Aunque deba ser un momento natural, casi espontáneo, no implica que no tengamos con nosotros mismos unos momentos de reflexión; ya que si vamos a mover la pieza en el tablero, intentemos hacerlo lo mejor posible.
- Nuestra mirada, nuestros gestos, nuestro tono de voz debe ser natural; dejar de ser quienes somos en un momento así, puede ser algo negativo o convertirse en una anécdota divertida; dejemos que la propia situación construya el entorno ya que, pase lo que pase, será algo para recordar y aprender de ello.
- Si los nervios o los miedos nos hacen dudar, enfrentarnos a ellos diciendo en voz alta lo que está ocurriendo, como por ejemplo: “tengo que decirte una cosa, pero me está dando un ataque de nervios y no me salen las palabras !! “. Sin duda, confesar esto, romperá el hielo, causará sonrisas y calmará algo el ambiente, dándonos tiempo a respirar y coger impulso.
- Si no conseguimos nuestro objetivo, tendremos más oportunidades para ello; quizá nos hemos precipitado o no hemos elegido el momento correcto. Siempre que no se nos diga claramente que no debemos tocar ese terreno, el arte de la conquista, el tiempo y el buen hacer, seguirán vigentes hasta el próximo intento.
- Y si esa persona se enfada y se aleja de nosotros por ese motivo… quizá es que simplemente no es para nosotros, pero ni en el sentido sentimental ni en el de la amistad.
Por lo tanto, después de leer este artículo sobre “ser valiente y decirle que me gusta”… ¿Qué tenemos que perder? al contrario, tenemos muchísimo que ganar, sobre todo en paz, tranquilidad, visión de futuro y un camino precioso a recorrer para llegar a la segunda parte, donde los sentimientos más intensos nos piden otro escalón más para subir.
Ahora te toca a tí, ¿Qué opinas? ¿Recuerdas tus miedos?
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