¿Qué es la resiliencia?
La resiliencia, es una de esas palabras que se “han creado” para aunar un conjunto de conceptos y emociones. Ya no es suficiente con explicar lo que tenemos por dentro, sino que lo hemos convertido en un concepto; realmente la idea no es mala, lo que es curioso, es lo difícil que resulta para muchas personas, pronunciar correctamente alguna de estas palabras.
Pero dejando este hecho en segundo plano, hay que reconocer que la resiliencia, como tal, es una cualidad que, debidamente desarrollada, puede ayudarnos a superar situaciones controvertidas y seguir adelante con nuestras vidas.
Y digo seguir con nuestras vidas, porque realmente es la única alternativa lógica que debemos tomar ante los malos momentos; dejarnos llevar por el sufrimiento, los miedos o el desconcierto, no debe estar entre nuestra forma de pensar.
Ya sabéis que me encanta comenzar las explicaciones con algún tipo de definición, y esta vez no va a ser menos; aunque las definiciones que se pueden encontrar en la red son muchas y variadas, vamos a resumirlas en un lenguaje claro, válido para todo el mundo.
La resiliencia es, simplemente, la capacidad de enfrentar los hechos negativos de nuestra vida, esos que nos generan tensión, ansiedad, presión y negatividad, de forma que seamos capaces de proteger nuestra integridad de forma constructiva, ser flexibles y, a la vez, desarrollar un proceso de aprendizaje en el que construimos un comportamiento positivo y salimos fortalecidos de dichos sucesos. Se trata de “renacer” y reinventarse sobre los cimientos del dolor, dando un sentido lógico, coherente y positivo a cómo debe ser la vida a partir de ese momento.
Es una capacidad vital para “sobrevivir” en tiempos de crisis o de sucesos vitales trágicos.
Al igual que la inteligencia emocional, hay varios tipos de desarrollo de la resiliencia y, en muchos casos, se realiza de forma natural en diferentes edades. Con esta capacidad, seremos capaces de superar los retos y sucesos negativos que nos ocurren día a día; de paso, el cúmulo de estos sucesos, no nos afectará tanto, y no se creará esa “mochila” con heridas mal cicatrizadas del pasado.
La resiliencia se puede aplicar a todos los campos de nuestra vida, como los que todos conocemos:
- En las relaciones sociales
- En los temas laborales
- En el entorno educativo
- En el desarrollo emocional
En estos ambientes y en otros, el dolor puede ser tan intenso en algunas ocasiones ocasiones, que parece que nos destroza en todas nuestras facetas, como por ejemplo: un despido, una ruptura sentimental, la muerte de un ser querido, cualquier proceso de cambio que rompa nuestra rutina, una enfermedad grave, etc. Al final, todo se resume a un proceso de duelo que hay que gestionar, y, cuanto mayor sea nuestra capacidad de resiliencia, mejor lo superaremos y menos secuelas nos quedarán.
Quizá sea complicado comprender, lo que se puede conseguir adoptando una actitud que nos lleve a fomentar la resiliencia; vamos a solucionar esto, haciendo un pequeño resumen, de cómo suelen ser las personas que “disfrutan” de tener la resiliencia desarrollada:
- Ante todo, suelen tener un buen sentido del humor, dejando ver, de forma generosa, su sonrisa, fomentando la sociabilidad.
- Poseen una gran tolerancia a la incertidumbre y a la frustración.
- No suelen ser personas que permanezcan en su mundo interior, sino que se abren al resto de las personas y del mundo, dispuestas a descubrir nuevos horizontes.
- Tienen claro que el pasado ya no está y deben poner sus mirar en el futuro, trabajando el presente.
- No permiten que el miedo condicione su vida y luchan para superarse constantemente.
- Suelen conocerse bastante bien, lo que hace que tengan una gran autoestima.
- No tienen reparos en pedir ayuda cuando la necesitan.
- Son conscientes de que, el agradecimiento, debe ser parte de su vida, y no sólo como educación, sino como proceso curativo.
- Su inteligencia emocional suele ser bastante alta, lo que les da ventaja ante ciertas situaciones.
- Cuidan mucho su forma de hablar y de expresarse, para conseguir un buen proceso de comunicación.
- Su mundo interior es rico en positividad y creatividad.
- Son perseverantes en sus convicciones, luchando con alegría y optimismo para llevarlas a cabo.
- Se toman los procesos de cambio como una aventura y una nueva oportunidad.
- Son conscientes de que todo ocurre por algo, por lo tanto, quejarse, no les lleva a ninguna parte.
- Tienen una gran capacidad para tomar decisiones, basadas en argumentos reales y consecuentes.
- Son capaces de comprender, bastante bien, los sentimientos y emociones de los demás.
- Son conscientes de la importancia de la salud física, tanto como de la emocional.
Después de leer estas características de las personas resilientes, no es difícil comprender que, en el camino a la felicidad, tienen mucha ventaja. Por lo tanto, esta es una gran “pista” que nos ayudará a resolver el gran misterio de la sonrisa permanente en algunas personas.
Trabajando de forma constante para conseguir estos puntos y sabiendo cómo corregirlos si nos desviamos, realizaremos un buen proceso de autoconocimiento y desarrollo personal, con los cambios maravillosos que dicho proceso trae consigo.
Es curioso pensar, cómo una simple palabra, puede llevar tantos significados y todos ellos tan buenos. Tomando como referencia los puntos hablados anteriormente, sobre cómo son las personas con la resiliencia desarrollada, podremos cambiar nuestra vida de forma radical.
Pero no nos confundamos, conseguir ser de esta forma, es todo un arte, y para ser un “artista” en la materia, se requiere tiempo y voluntad. Sin embargo, con algo de ayuda, se puede conseguir de una forma más centrada. No dudes en ponerte en contacto conmigo para trabajar juntos todo este proceso.
Ahora que ya has leído este artículo sobre la Resiliencia, ¿Te identificas con esta forma de ser? ¿Te gustaría ser así? Deja tus comentarios sobre lo que opinas.