de los Pecados y las Virtudes: Preparación mental para la Venta
Cualquier cosa que hagamos en nuestra vida necesita una preparación mental previa, como los estudios con sus exámenes correspondientes, o cuando tenemos que tomar decisiones y pensar en sus consecuencias, los deportistas antes de una competición o de un simple entrenamiento, etc.
La venta también necesita esa preparación mental previa, que nos ayudará a estar relajados y con las ideas claras, exactamente igual que antes de ir a una reunión de amigos, en la que podemos plantearnos quién irá, qué cosas se dirá, qué ropa ponernos o qué peinado hacernos, etc.
No vamos a profundizar en todas las técnicas mentales ya que sería interminable, sin embargo vamos a hablar de unos pocos sistemas que nos permitirán enfocar adecuadamente la situación.
Evidentemente la perfección no existe dentro de todo lo que tenga relación con la venta, ya que todo son técnicas y tácticas tan subjetivas que resulta complicado valorarlas fuera de los criterios propios; es decir, lo que es bueno para uno no tiene que ser bueno para otro, es más, probablemente sea desastroso para otra persona; a pesar de ello siempre existe un listón al que queremos llegar, una meta para alcanzar, unas virtudes que nos permitirán mejorar en nuestras facetas.
Como herramientas y dones básicos del ser humano que deberíamos trabajar y perfeccionar tendríamos:
el intelecto, la voluntad, la emoción, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y humildad, que si las convertimos en aptitudes para la venta se llamarían: comprensión, energía, autocontrol, aceptación, resistencia, aprendizaje, empatía y autoconocimiento.
Es más, los teólogos también identifican algunas cualidades necesarias en el ser humano, como pueden ser: Fe, esperanza, caridad, prudencia, fortaleza, templanza y justicia; una vez más las convertiremos en aptitudes para la venta y quedaría así: Creer en sí mismo, fuerza, comprensión, cálculo, energía, paciencia y resolución.
En cualquier caso, todo lleva a lo mismo, a la búsqueda de un equilibrio en el carácter de cada persona para conseguir una buena convivencia en su entorno y que su socialización sea lo mejor posible. Para la venta es exactamente igual; si tenemos la seguridad suficiente en nosotros mismos, tan sólo con nuestra actitud se abrirán las puertas que necesitamos para entrar en la vida de nuestro cliente y conseguir que escuche nuestras palabras.
Es muy difícil tener todas esas virtudes o dones, por no decir imposible, sin embargo, lo que sí es posible es detectar cuál de ellas no la tenemos lo suficientemente evolucionada y por lo tanto, la que necesita de nuestra especial atención.
Un ejemplo práctico sería una persona que siempre piensa que tiene razón en todo; es lógico pensar que si esa persona fuera capaz de pensar en sí misma y en su relación con los demás, se daría cuenta que su falta de humildad puede ocasionarle problemas en sociedad, por lo tanto, si quiere evolucionar en dicha sociedad, debería corregir (en la medida de lo posible) esa falta de humildad, compensándola con más comprensión y paciencia.
En la venta nos encontramos con el mismo sistema de análisis. Por ejemplo: un vendedor que nunca deje hablar a su cliente, jamás podrá obtener la información que necesita para comprender la necesidad que puede tener ese cliente para adquirir su producto, y probablemente ello se traducirá en un fracaso absoluto en el proceso de la venta. Por lo tanto, deberá trabajar su capacidad de paciencia, escucha y comprensión.
Ambas facetas parten del mismo error, la falta de humildad. Por lo tanto si en cualquiera de esos momentos (de venta o de vida personal) trabajamos sobre una característica que pueda afectarnos negativamente, como consecuencia lógica, la otra se verá reforzada automáticamente, obteniendo resultados positivos.
Si profundizamos aún más en lo que No se debe hacer, los mismos teólogos que nos hablan de las virtudes nos hablan también de los defectos; quién no ha escuchado alguna teoría sobre los pecados capitales, los pecados que el ser humano no debe cometer, ya que ellos impedirán que su desarrollo como persona sea completo: Lujuria, Gula, Avaricia, Pereza, Ira, Envidia y Soberbia. Por supuesto, estos mismos conceptos de lo que No se debe hacer, también pueden aplicarse a los sistemas de venta, quedando de la siguiente forma: Posesión, Exceso, Impaciencia, Incapacidad, Caos, Rencor y Orgullo.
Evidentemente, si debemos mejorar esos “defectos” que nos pueden afectar como persona, también deberemos mejorar esos “defectos” que pueden afectarnos en el proceso de la venta.
La primera fase de una buena venta, es igual a la primera fase de una buena relación social: conocernos lo suficiente a nosotros mismos como para poder desarrollar todo nuestro potencial.