Aprender a controlar las palabras que decimos
Las palabras no tienen exactamente alas, aunque saben volar; quizá sea más adecuado decir que tienen cohetes; salen impulsadas y directas hacia donde queremos que lleguen; lo más divertido es, que muchas veces no nos damos cuenta de dónde queremos que lleguen.
Los Coach, trabajamos con el lenguaje y con el poder que conlleva.
Gracias a eso, vemos constantemente el daño que se puede hacer, y también vemos maravillas que pueden crear.
Y no me refiero a las típicas palabras que deberíamos borrar de nuestro vocabulario, como por ejemplo: “no, nunca, nadie, pero, mañana, etc“, ya que es evidente, que nuestro diálogo interno, debe ser trabajado y evolucionado, si queremos alcanzar el éxito. Me refiero, al poder en conjunto, que pueden adquirir un grupo de palabras al ser “lanzadas” sin control; los cañonazos o barbaridades, aunque no parezcan tal a la persona que los dice, pueden hacer un daño atroz en el interlocutor.
En los momentos en los que estamos alterados, es muy fácil dejar que nuestras emociones guíen nuestro lenguaje; debido a ello, es muy fácil decir palabras que quizá, en otro momento de nuestra vida, hubiéramos decidido que era mejor no decir.
Cuando hablo de momentos alterados, no me refiero sólo a momentos de enfado.
Los momentos de alegría, son tan peligrosos a la hora de expresarnos, como los otros; pueden generar falsas expectativas en las personas que los escuchan; y esas falsas expectativas son tan dolorosas a corto plazo, como las palabras hirientes que surgen en los momentos de enfado.
Qué difícil es controlar las palabras que decimos,¿verdad?
Si vamos al principio, existen unas emociones básicas que son las que controlan las demás; esas emociones son las que generan reacciones, y una de esas reacciones es el lenguaje y las palabras que decimos; me estoy refiriendo a:
- el miedo
- la rabia
- la tristeza
- la alegría
- la ternura
- el erotismo
No voy a explicar en profundidad cada uno de ellos, ya que, sólo con el nombre, se puede comprender a qué me refiero y todos hemos estado alguna vez dominados por alguna de esas sensaciones.
La persona que quiera ampliar más información, puede realizar uno de mis cursos basados en la “Inteligencia Emocional”.
Somos seres emocionales, por lo tanto, es fundamental que aprendamos a gestionarlas; una vez conseguido, sabremos los suficientes datos sobre nosotros mismos o nuestro entorno, como para evolucionar correctamente.
Debemos tener en cuenta que “todo ocurre por algo”; es decir, que si una persona nos dice algo, es la respuesta a un estímulo que esa persona ha tenido, y debemos intentar comprender, antes de juzgar las palabras que nos ha dicho.
Eso evitará disgustos.
Y, por supuesto, antes de dejar que las palabras salgan disparadas de nuestra boca, debemos pensar, por qué las vamos a decir y qué nos impulsa a ello.
Eso también nos evitará disgustos y, sobre todo, a los demás.
La comprensión y la empatía, son claves para conseguirlo; unidas a otros aspectos como la paciencia, la humildad, la perseverancia y la capacidad de escucha.
Busquemos comprender a las personas , como nos gustaría que nos comprendieran a nosotros mismos.
4 Comments
Clari
que difícil eso de controlar lo que sale de nuestras bocas...
Elisa
Buenísimo el aporte. Saludos.