¿Qué es la ansiedad?
La palabra ansiedad, la hemos repetido mil veces a lo largo de nuestra vida; sin embargo, estoy convencido, de que pocas personas se han parado a investigar sobre su significado, de dónde viene o lo que implica.
En primer lugar, vamos a definirla de la forma más simple posible, aunque tiene tantas implicaciones, que quizá, sea algo complicado.
La ansiedad, intentando resumirlo en una palabra, es una emoción, pero con algunos matices.
Es un sentimiento que prepara a nuestro cuerpo/mente ante algo que va a ocurrir; ese algo puede implicar una amenaza o, incluso, algo divertido. En cualquier caso, nuestro cuerpo debe reaccionar ante esa situación y activarse para lo que va a ocurrir. Nos va a transmitir sentimientos de preocupación, nerviosismo, inquietudes y, en algunos casos, auténtico pánico.
Es importante saber diferenciar la ansiedad del concepto miedo, que a veces se suele confundir. El miedo, se siente ante una posible amenaza a nuestro organismo, mientras que la ansiedad, es “sólo” una sensación sobre algo que quizá ocurra, o quizá no.
Realmente, en la mayoría de los momentos, la ansiedad es algo normal, ya que inicia nuestro sistema de alerta ante algunas situaciones, lo que nos hace estar más concentrados. El típico ejemplo de esto, sería una entrevista laboral o una posible cita con una persona que nos gusta. Estos casos normales de ansiedad, pueden tener unas consecuencias concretas que todos conocemos, como un latido más rápido de nuestro corazón, tensión muscular, respiración más rápida, algo de sudor, alteraciones en la piel, temblores leves, cansancio, algo de tartamudeo o sequedad de la boca, entre otros síntomas.
Con esto, quiero dejar claro que es prácticamente imposible eliminarla, sin embargo, controlarla o aprender a convivir con ella, puede ser un objetivo muy positivo, ya que formará parte del control de las emociones, lo que nos puede aportar una mayor calidad de vida.
Pero, cuando estas reacciones se convierten en extremas, ya podemos hablar, casi con seguridad, de un trastorno de ansiedad; en estos casos, estas reacciones no se pueden controlar, hasta tal punto, que pueden llegar a modificar el sistema de vida establecido. Para estos casos, la consulta con un especialista en la materia sería muy recomendable.
En los trastornos de ansiedad, es muy común que la actividad diaria se vea alterada, con reacciones desproporcionadas ante algunas situaciones e, incluso, pueden originar peligro físico para la persona que los padece. Insisto en la importancia de un tratamiento adecuado para estos casos.
Por poner algunos ejemplos de los trastornos de ansiedad, podíamos nombrar a:
- Las diferentes formas de fobias sociales
- Las originadas por enfermedades
- La ansiedad generalizada
- Los trastornos de pánico
- El mutismo selectivo
Como todo en la vida, cualquier síntoma que altere nuestro día a día, llevado al extremo, puede convertirse en un proceso clínico.
Si hablamos de causas generales que pueden crear estados de ansiedad leves, ya que de los graves es mejor hablar con un especialista en la materia, tenemos a las ya nombradas antes, pero también podríamos sumar a esas causas, otras como:
- Las experiencias de la vida
- Acontecimientos traumáticos
- Pequeños problemas de salud
- Problemas económicos
- Efectos secundarios de algún medicamento
- Acumulación de estrés por diversas causas
- Problemas de pareja o familiares
- Las adicciones, como el alcohol, las drogas, los videojuegos
Es fácil comprender que, cualquier tipo de preocupación, puede producirnos la sensación de ansiedad y, como tal, aprender a controlarla o sobrellevarla, debe formar parte de nuestra naturaleza, para no permitir que nos domine y estropee algunos momentos de nuestra vida.
De no conseguir llevar de la mano los síntomas de la ansiedad, los efectos secundarios, sin llegar a ser clínicos, también podrían afectarnos. Efectos como:
- Aumentar el consumo de algunas sustancias por encima de la media: tabaco, comida, etc.
- Inicio de un proceso de depresión
- Dolores físicos
- Problemas digestivos
- Insomnio
- Problemas en las relaciones sociales o laborales
Con estas posibles consecuencias, es fácil comprender que estamos ante una emoción tan fuerte, que debemos hacer lo posible para no permitir que tome las riendas de nuestras vidas.
A pesar de todo lo que hemos visto hasta ahora, es posible mantener una actitud de vida que ayude a prevenir estos síntomas; eso sí, teniendo en cuenta que no siempre se puede prevenir totalmente, pero sí es posible reducir el impacto emocional que ciertas situaciones nos pueden generar. Algunos buenos hábitos que nos ayudarán, son los siguientes:
- Mantener una vida activa, ya que el sedentarismo no va a generar nada positivo y salir de casa con cualquier excusa ayudará en todo.
- Evitar el consumo de sustancias que puedan generar adicciones
- Tener relaciones sociales o mantener en nuestras vidas a personas con las que podamos hablar y compartir opiniones
- Evitar el estrés, cualquiera que sea su causa
- No dejarse llevar por los problemas sin haber valorado antes todos los puntos a tratar
- Intentar dormir lo suficiente y crear una rutina de actividades
- Procurar que nuestras comidas no se basen en alimentos “basura”
- Si todo esto falla en mayor o menos medida, acudir a terapia es una gran idea, para poder comprender y tomar el control de las situaciones
Una vez leído este artículo relacionado con la ansiedad, me gustaría saber tu opinión. ¿Has tenido ansiedad alguna vez? ¿Conoces a alguien que la tenga? ¿Crees que la estás gestionando de la forma adecuada? Déjanos saber tu opinión sobre este tema.