Nuestra formación en la vida y en los títulos
o mejor dicho, ¿experiencia o formación? ¿las dos cosas?
Existen muchas cosas necesarias en la vida, sobre todo si pretendes lograr algún tipo de estabilidad; los estudios y las experiencias son muy importantes, sin embargo, en la experiencia del siglo actual, ha demostrado que no lo son todo.
Aunque voy a corregir algo de lo que acabo de decir:
La experiencia Sí es importante
y en muchas ocasiones, mucho más que las titulaciones.
Antes de seguir, quiero dejar clara una cosa: no pretendo decir, que las titulaciones no sean importantes; mi intención es decir “alto y claro” que, en algunos segmentos laborales, existen factores que, quizá, hay que tener más en cuenta.
Muchas veces, a la hora de contratar a una persona, importa más su experiencia relacionada con el puesto, que las titulaciones que lleve detrás. Evidentemente, si lleva las dos, hablamos de un candidato perfecto; pero no siempre es así; y si debiéramos elegir…. las dudas aparecen.
Hoy en día, el sentido de la “titulitis”, ha llegado a extremos que resultan casi ridículos.
Constantemente, están apareciendo asociaciones que dicen aportar “Certificados” o “Titulaciones” sobre una materia en concreto, y que te vas a convertir en un experto de esa materia…
Yo recuerdo esos títulos de la Universidad; años de estudio y de lucha para conseguirlos, y los tengo para toda la vida. Al ser estudios reglados, los ganamos, nos los dan, y son para siempre.
Pero, ahora resulta, que la moda está en que, esas asociaciones y entidades, te aportan una “titulación”; pero sólo mientras estés pagando sus cuotas y sólo durante algunos años…. al cabo de los cuales, tendrás que volver a pagar si quieres conservar ese diploma tan bonito.
Imagino, que muchos dirán, que es un sistema nuevo; parece que ahora hay que hacer las cosas así y, que de esa forma, se aseguran de la “profesionalidad” de los que pagan… Otras palabras que se escuchan mucho, son las que dicen que, así se profesionalizan sectores y, se separa a quien vale del que no.
Más bien, creo que se separa, a los que pueden pagar de a los que no.
En fin, desde mi punto de vista, me parece una forma como otra cualquiera de sacar el dinero a los confiados. Cuando la formación está “estatalmente” reglada, no ocurre nada de ésto; una cosa son las academias privadas, y otra muy distinta, las empresas privadas que dicen que, sin su “certificación”, lo que sabes no vale para nada.
No pretendo decir, que no se aprende materia en esas empresas; todo lo contrario, se aprende y mucho; pero cada vez somos más, los que pensamos que, no es justo que te hagan pagar constantemente para conservar ese “certificado”.
Yo pertenezco a una escuela, quizá una vieja escuela, en la que, a pesar de tener titulaciones universitarias para toda la vida, estamos siempre expuestos a los exámenes de los clientes y, por supuesto, de los que fueron nuestros jefes en algún momento.
¿De qué sirve tener “titulaciones” o “certificaciones” en una materia en concreto, si después no se sabe tratar con las personas, o no sabes desenvolverte?
Algunos habréis ya adivinado, que me refiero a profesiones, en las que se deben tratar con personas, cuidar de ellas, apoyarlas y orientarlas.
Los clientes son, los que finalmente, pondrán a cada uno en su sitio; los que separarán a los que no deban estar.
Volvemos a los temas de la experiencia y, sobre todo, a la experiencia vital. Dentro del mundo del trato con las personas, los procesos de comprensión, son muy importantes. Aquellas personas que, por sus vivencias, haya experimentado problemas, sinsabores, dolor, miedos, dudas y situaciones extremas, podrán comprender mejor a otras personas que también las están sufriendo.
Y, si además de esa experiencia vital, le sumamos una formación en la materia, nos encontramos con una persona que puede comprender a sus semejantes, que tiene instinto, y disposición para ayudar a todas las personas que pueda. Y esa formación, no tiene por qué estar especialmente “certificada”, si no venir de las fuentes adecuadas.
Resumiendo, si hemos de buscar a un profesional en una materia relacionada con el trato con las personas, es normal que la tendencia sea a buscar “diplomas”, pero por favor, el componente humano es igual de importante; cada cliente, con su propio instinto, se dará cuenta enseguida de quién está vendiendo humo y quién sabe de lo que está hablando.